Las células de Henrietta Lacks

6 Ene

Henrietta Lacks fue una mujer que al parecer debió de tener una vida muy dura. Su madre se murió cuando ella tenía 4 años y su padre decidió repartir a los hermanos por distintas casas de familiares. Se casa a los 14 años con un primo, y tiene 5 hijos, una acaba en un «manicomio» de la época y el otro nace después de que le hayan diagnosticado un cáncer fulminante.

Una vida triste, una muerte triste, una historia triste como otras muchas.

El cáncer de Henrietta fue diagnosticado en el John Hopkins, único hospital para negros de su zona, donde se le encontró un bulto en el cérvix, un carcinoma epidermioide maligno.  Henrietta fue tratada según los medios de la época, sin embargo, en uno de esos tratamientos, se tomaron muestras sin su consentimiento del tumor que se dieron al doctor George Otto Gey. También fue tratada con antibióticos, ya que su tumor se complicó con neurosífilis y gonorrea. Finalmente, tras una larga y dolorosa agonía, murió el 4 de Octubre de 1951.

¿Ocurren las cosas por una razón?

El doctor George Gey observó al estudiar esas células, tomadas de su tumor, que no morían. Hasta ese momento, la mayoría de los cultivos celulares morían a los dos días de su extracción. Sin embargo, estas células se reproducían sin morir, convirtiéndose en la primera línea celular inmortal. George Otto Gey presentó a estas células ante la cámara como las células HeLa y las cedió a la ciencia. Sin permiso de Henrietta ni de su familia. Sin patente.

Sus palabras textuales, el día en que Henrietta Lacks murió, el día en el que él sujetó el vial contra la cámara, fueron:

«It is possible that, from a fundamental study such as this, we will be able to learn a way by which cancer can be completely wiped out.

La página del John Hopkins dice que las uñas de Henrietta en la morgue acababan de ser esmaltadas en rojo.

Según la periodista Rebeca Skloot, autora del best-seller The Inmortal Life of Henrietta Lacks, cuando los hijos de Henrietta descubrieron que células vivas pululaban por todos los laboratorios mundiales, estás ya habían visitado el espacio. Habían pasado 24 años. Debido a la enorme capacidad de reproducción y supervivencia de las células HeLa estas con frecuencia conseguían reproducirse en otros cultivos, convirtiéndose en una «plaga». Los científicos necesitaban contactar con la familia de Henrietta para poder trazar su DNA y así poder separar las HeLa de otras líneas celulares.

Las células HeLa demostraron su valía probando las vacunas de la polio. En ellas también se ha experimentado sobre el cáncer, SIDA, los efectos de las radiaciones y tóxicos, cómo inducir apoptosis en líneas tumorales, los receptores estrogénicos. Se ha descubierto que tienen una versión activa de la telomerasa que puede contrarrestar el límite de Hayflick, lo que explica su capacidad reproductiva.

Cuando llamaron a casa  de los Lacks, el marido de en ese momento «HeLa» entendió que su mujer estaba viva y llevaba 24 años en un laboratorio siendo sometida a experimentos. Su hija, una infante cuando su madre murió, que la habían clonado o que podían saber cuál era su color favorito. El resto de sus hijos, que se podría sacar beneficio económico de ello. Ninguno podía pagarse un servicio de cobertura sanitaria, e incluso uno de ellos había sido indigente. Su hija Deborah dice que no se puede enfadar con la ciencia, porque ha ayudado a que la gente viva y el mundo sería un desastre sin ella. Pero le gustaría obtener cobertura sanitaria para no tener que pagar el dineral por las medicinas que probablemente se han hecho usando las células de su madre.

Las células HeLa, como pone arriba, son una verdadera «plaga» en los laboratorios.  En 26 años, se han producido unos 800 miles de millones de células HeLa. Si esas células se cultivaran sin un control, probablemente habrían tomado el mundo.

Para Rebecca Skloot, la conclusión de esta historia es que los científicos se den cuenta de que hay un ser humano detrás de cada muestra biológica. Y que aún con las mejores intenciones, los seres humanos nos equivocamos, que la investigación biológica no es para nada mala, pero que todos tenemos que estar de acuerdo. Bien, supongo que nada que la Ley 14/2007 de Investigación Biomédica no recoja. Supongo que Rebecca Skloot no se sentía capaz de añadir nada que aportara más luz que el Derecho.

Yo, sin embargo, me pregunto; ¿por qué Henrietta Lacks? ¿Por qué una recolectora de tabaco que murió a los 31 años se ha convertido en una línea de cultivo celular? ¿Por qué en esta historia no hay ni buenos ni malos? Quiero decir, quien tomó las muestras sin el consentimiento de los Lacks no sacó beneficios de ellas, sino que las donó, ¿no? No es un malvado farmaceútico sentado en una silla con respaldo de cuero, es un señor que salió por la tele anunciando la futura cura del cáncer. Y la familia de Henrietta, tampoco quiere sacar un beneficio tan exagerado. Quiero decir, con tener cobertura sanitaria del dineral que ha generado el cuerpo de su madre les valdría, ¿no?

¿Por qué Henrietta Lacks? ¿Es esto algún tipo de vida eterna, algún tipo de retribución divina? ¿Redimir tu sufrimiento a través de la salvación de tu especie, a través de morar como una plaga indestructible en viales de cristal? ¿Es este Dios bíblico que apuesta con Satanás al que tenemos que agradecer que la muerte de Henrietta Lacks nos dejara sus células?

Y en la humilde opinión de este narrador, eso no es algo que simplemente pasó. Esto no puede ser una de esas cosas. Esto, por favor, no puede ser eso. Y por lo que a mí respecta, no puede ser. Esto no fue solo una cuestión de azar. No. Estas cosas extrañas suceden a todas horas.

Magnolia (1999)

http://www.smithsonianmag.com/science-nature/Henrietta-Lacks-Immortal-Cells.html

http://www.nytimes.com/2010/02/07/books/review/Margonelli-t.html?pagewanted=all

http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2012/04/23/henrietta-lacks-y-las-celulas-hela/

http://www.jhu.edu/~jhumag/0400web/01.html

http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/henrietta-lacks-celulas-hela.html

Laura Martín Huertas (3º HGUGM)

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