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Viñeta SuperDoc

6 Mar
Viñeta SuperDoc

Cecilia del Rey – 4ºmedicina HCSC

 

Esta viñeta salió publicada en nuestro nº1 de Oído Interno pero, por diversos fallos de formato y maquetación salió pixelada y no se vio bien. Pedimos disculpas a su autora… ¿No os parece una viñeta fantástica (y, por desgracia, demasiado cierta)?!

Paul Gauguin: el paraíso polinesio en Madrid

10 Ene

Yo fui en busca de esas miradas tropicales. Esos ojos oscuros de vahine escrutando las profundidades más allá del espectador. Saliendo del marco, hundiéndose en el aire, como cuchillos en el tiempo. Mujeres, jóvenes, rodeados de monos, palmeras, ríos y colores que sólo se encuentran en Tahití, en las islas Marquesas. En esos lugares lejanos, donde la exuberancia parece estar a la orden del día, donde el sol no se ausenta, donde las lluvias arrastran la tierra, donde los frutos maduran y perfuman el ambiente… Paraísos dignos de novelas de Kipling o Conrad en los que sólo algunos se atrevían a buscar al Otro hombre, al verdadero, al auténtico portador de la Humanidad.

Dos mujeres tahitianas, 1899

Dos mujeres tahitianas, 1899

Gauguin abandonó Francia, familia y amigos, exiliándose en aquellas latitudes en las que la luz, el calor y los perfumes más desconocidos se convirtieron en el verdadero fuego que daría hálito a su estilo.

El museo Thyssen Bornemisza recupera ahora lo que pretende ser una monografía sobre Gauguin y un completo retrato del exotismo. En cada sala, uno busca al verdadero Gauguin, el genio que retrató Vargas Llosa, en aquella novela de revelador título, El paraíso en la otra esquina. Sin embargo, las vahines, las mujeres tahitianas que llenan las telas más conocidas y representativas de Gauguin, están rodeadas por excéntricos paisajes llenos de palmeras, papagayos y tiernas escenas de baño de otros pintores que, si bien merecen un lugar en la historia de la pintura, poco tienen que ver con la fuerza y los ideales que llevaron a Gauguin allí. Puede que sean discípulos suyos, pero no podemos ver en las acuarelas tunecinas de Kandinsky la misma fascinación que sentía Gauguin por el mundo que le rodeaba y que tan lejos estaba de su tierra natal. Puede que los colores de Gauguin se encuentren también en el fauvismo francés o en el expresionismo alemán, pero jamás alguien renegó de sus orígenes como él, llegando a proclamar que el auténtico Edén no estaba en los salones más famosos de París ni en las galerías más prestigiosas de Londres, sino en las entrañas de Tahití. La Maison du Jouir, que decía. La Casa del Gozo y del Placer.

La búsqueda de Gauguin iba más allá del simple catálogo etnográfico. Jamás hubiéramos encontrado una Muchacha con abanico como ésta entre los bocetos de otros pintores del exotismo. No era la antropología lo que llevó a Paul Gauguin a los confines de la tierra, sino la búsqueda del Otro, el Hombre que verdaderamente merece la mayúscula, el que no ha entrado en el pútrido engranaje del mundo occidental. El primitivismo como verdadera forma de vida, la única para alcanzar el verdadero Paraíso.

Paul Gauguin murió y su pequeño oasis paradisiaco fue abandonado. Su obra permanece hoy como un testimonio de su revolucionaria mentalidad y una exposición en torno a este personaje es una llamada para todo aquel que quiera buscar respuestas a todas esas preguntas que aún surgen al pensar en su vida. La muestra del museo Thyssen no es más que una pequeña golosina. Al salir, uno sigue preguntándose cómo era todo aquello, aquel personaje. No dejéis de visitar la exposición, aun con riesgo de quedar insatisfechos. Parece que faltan piezas en el puzle y quedan muchos interrogantes. Y esas miradas rotundas, de mujeres tahitianas de otro tiempo, se burlan de nosotros, que aún no hemos encontrado dónde está su Jardín del Edén.

 

Irene Romero (4ºHDOC)

Las células de Henrietta Lacks

6 Ene

Henrietta Lacks fue una mujer que al parecer debió de tener una vida muy dura. Su madre se murió cuando ella tenía 4 años y su padre decidió repartir a los hermanos por distintas casas de familiares. Se casa a los 14 años con un primo, y tiene 5 hijos, una acaba en un «manicomio» de la época y el otro nace después de que le hayan diagnosticado un cáncer fulminante.

Una vida triste, una muerte triste, una historia triste como otras muchas.

El cáncer de Henrietta fue diagnosticado en el John Hopkins, único hospital para negros de su zona, donde se le encontró un bulto en el cérvix, un carcinoma epidermioide maligno.  Henrietta fue tratada según los medios de la época, sin embargo, en uno de esos tratamientos, se tomaron muestras sin su consentimiento del tumor que se dieron al doctor George Otto Gey. También fue tratada con antibióticos, ya que su tumor se complicó con neurosífilis y gonorrea. Finalmente, tras una larga y dolorosa agonía, murió el 4 de Octubre de 1951.

¿Ocurren las cosas por una razón?

El doctor George Gey observó al estudiar esas células, tomadas de su tumor, que no morían. Hasta ese momento, la mayoría de los cultivos celulares morían a los dos días de su extracción. Sin embargo, estas células se reproducían sin morir, convirtiéndose en la primera línea celular inmortal. George Otto Gey presentó a estas células ante la cámara como las células HeLa y las cedió a la ciencia. Sin permiso de Henrietta ni de su familia. Sin patente.

Sus palabras textuales, el día en que Henrietta Lacks murió, el día en el que él sujetó el vial contra la cámara, fueron:

«It is possible that, from a fundamental study such as this, we will be able to learn a way by which cancer can be completely wiped out.

La página del John Hopkins dice que las uñas de Henrietta en la morgue acababan de ser esmaltadas en rojo.

Según la periodista Rebeca Skloot, autora del best-seller The Inmortal Life of Henrietta Lacks, cuando los hijos de Henrietta descubrieron que células vivas pululaban por todos los laboratorios mundiales, estás ya habían visitado el espacio. Habían pasado 24 años. Debido a la enorme capacidad de reproducción y supervivencia de las células HeLa estas con frecuencia conseguían reproducirse en otros cultivos, convirtiéndose en una «plaga». Los científicos necesitaban contactar con la familia de Henrietta para poder trazar su DNA y así poder separar las HeLa de otras líneas celulares.

Las células HeLa demostraron su valía probando las vacunas de la polio. En ellas también se ha experimentado sobre el cáncer, SIDA, los efectos de las radiaciones y tóxicos, cómo inducir apoptosis en líneas tumorales, los receptores estrogénicos. Se ha descubierto que tienen una versión activa de la telomerasa que puede contrarrestar el límite de Hayflick, lo que explica su capacidad reproductiva.

Cuando llamaron a casa  de los Lacks, el marido de en ese momento «HeLa» entendió que su mujer estaba viva y llevaba 24 años en un laboratorio siendo sometida a experimentos. Su hija, una infante cuando su madre murió, que la habían clonado o que podían saber cuál era su color favorito. El resto de sus hijos, que se podría sacar beneficio económico de ello. Ninguno podía pagarse un servicio de cobertura sanitaria, e incluso uno de ellos había sido indigente. Su hija Deborah dice que no se puede enfadar con la ciencia, porque ha ayudado a que la gente viva y el mundo sería un desastre sin ella. Pero le gustaría obtener cobertura sanitaria para no tener que pagar el dineral por las medicinas que probablemente se han hecho usando las células de su madre.

Las células HeLa, como pone arriba, son una verdadera «plaga» en los laboratorios.  En 26 años, se han producido unos 800 miles de millones de células HeLa. Si esas células se cultivaran sin un control, probablemente habrían tomado el mundo.

Para Rebecca Skloot, la conclusión de esta historia es que los científicos se den cuenta de que hay un ser humano detrás de cada muestra biológica. Y que aún con las mejores intenciones, los seres humanos nos equivocamos, que la investigación biológica no es para nada mala, pero que todos tenemos que estar de acuerdo. Bien, supongo que nada que la Ley 14/2007 de Investigación Biomédica no recoja. Supongo que Rebecca Skloot no se sentía capaz de añadir nada que aportara más luz que el Derecho.

Yo, sin embargo, me pregunto; ¿por qué Henrietta Lacks? ¿Por qué una recolectora de tabaco que murió a los 31 años se ha convertido en una línea de cultivo celular? ¿Por qué en esta historia no hay ni buenos ni malos? Quiero decir, quien tomó las muestras sin el consentimiento de los Lacks no sacó beneficios de ellas, sino que las donó, ¿no? No es un malvado farmaceútico sentado en una silla con respaldo de cuero, es un señor que salió por la tele anunciando la futura cura del cáncer. Y la familia de Henrietta, tampoco quiere sacar un beneficio tan exagerado. Quiero decir, con tener cobertura sanitaria del dineral que ha generado el cuerpo de su madre les valdría, ¿no?

¿Por qué Henrietta Lacks? ¿Es esto algún tipo de vida eterna, algún tipo de retribución divina? ¿Redimir tu sufrimiento a través de la salvación de tu especie, a través de morar como una plaga indestructible en viales de cristal? ¿Es este Dios bíblico que apuesta con Satanás al que tenemos que agradecer que la muerte de Henrietta Lacks nos dejara sus células?

Y en la humilde opinión de este narrador, eso no es algo que simplemente pasó. Esto no puede ser una de esas cosas. Esto, por favor, no puede ser eso. Y por lo que a mí respecta, no puede ser. Esto no fue solo una cuestión de azar. No. Estas cosas extrañas suceden a todas horas.

Magnolia (1999)

http://www.smithsonianmag.com/science-nature/Henrietta-Lacks-Immortal-Cells.html

http://www.nytimes.com/2010/02/07/books/review/Margonelli-t.html?pagewanted=all

http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2012/04/23/henrietta-lacks-y-las-celulas-hela/

http://www.jhu.edu/~jhumag/0400web/01.html

http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/henrietta-lacks-celulas-hela.html

Laura Martín Huertas (3º HGUGM)

Crónica – La marcha blanca

10 Dic

Hace unas semanas el Gobierno madrileño, al frente del cual se sitúa Ignacio González (PP), continuaba las políticas «liberales» de su predecesora, Esperanza Aguirre, y lanzaba un órdago a la sanidad pública: el Plan Estratégico que supone, entre otras cosas, la privatización completa de nada menos que seis hospitales públicos de la Comunidad de Madrid (Hospital del Henares, Hospital Infanta Cristina, Hospital del Sureste, Hospital del Tajo, Hospital Infanta Sofía, Hospital Infanta Leonor). Ante las durísimas consecuencias para el sistema público de salud que esto supondría, los profesionales sanitarios no se han quedado de brazos cruzados

Como paso a previo a la huelga indefinida convocada por AFEM para el día 26 de noviembre, el día 18 de noviembre profesionales sanitarios de toda la región abarrotaron las calles de Madrid para dejar claro a todos los ciudadanos que dentro de unos meses la sanidad pública recibirá un tremendo golpe que cambiará totalmente su situación como pacientes y que una vez llevado a cabo difícilmente tendrá vuelta atrás.

Sin entrar en excesivos detalles [1], este Plan Estratégico supondrá que la Comunidad de Madrid pagará a estos hospitales (previsiblemente gestionados por Capio o Ribera Salud) una determinada cantidad, aún por determinar, por cada cama que tengan porque, supuestamente, con una compañía privada el coste por cama es menor que con la gestión pública. Esto es así ya que el dato que esgrimen los ideólogos del plan de privatización es una media simple que no tiene en cuenta la complejidad de las intervenciones que se realizan en el Hospital de Valdemoro (hospital del que se han sacado los datos de los costes de la privada) y cualquiera de los grandes hospitales públicos de la comunidad. Si eliminamos este sesgo, resulta que no solo no es más barata la sanidad en régimen de gestión privada, sino que el coste por cama en la pública es de entre 20 y 40 euros más barato.

Contra este negocio disfrazado de gestión responsable, el domingo 18 de octubre a las 11 de la mañana los profesionales sanitarios de los hospitales de Parla y Getafe se unen a los del Hospital 12 de Octubre, Hospital Severo Ochoa de Leganés y Hospital del Tajo y marchan hacia la céntrica plaza de Cibeles, donde se encontrará gente de todos los hospitales de la región. Desfilando por la avenida de Córdoba hasta alcanzar la glorieta de Cádiz para finalmente llegar a la Plaza de Legazpi, la marea blanca va creciendo y  nutriéndose de médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, cocineros. Todos con sus batas blancas y sus pijamas verdes, enarbolando insignias y pancartas y convirtiendo poco a poco el cabreo colectivo en un murmullo de entusiasmo y esperanza de cambio.

Para las 12 de la mañana la marcha enfila el Paseo de las Delicias hacia el centro de la capital y los coches se suman con el claxon a la animada protesta. La manada se nutría de parejas con niños que sostienen carteles de «Se vende: Sanidad Pública», de ancianos, de esposos, hijos y abuelos de profesionales de la salud que ven en peligro la labor de sus familiares y amigos y su propia condición como presentes o futuros enfermos. Por los balcones, los ancianos se asoman sorprendidos y saludan y aplauden la inaudita marcha. Al llegar a la Estación Puerta de Atocha, la marabunta es ya espectacular y las tímidas consignas se han convertido en estruendosos gritos contra los planes del Gobierno autonómico.

Mientras la multitud intentaba a duras penas alcanzar la Plaza de Cibeles, nos asalta Matthias, un joven turista frankfortés que impresionado por la concentración nos pregunta en excelente inglés por los motivos de la misma. Tras explicarle los más que oscuros planes del ejecutivo madrileño, Matthias se asombra y nos relata como la gestión semiprivada de la sanidad de la que hacen uso en Alemania para nada se asocia con un entramado de negocio tan turbio como éste. Ya en Cibeles y después de andar un buen trecho con nosotros, Matthias se despide y nos desea suerte en nuestra lucha.

Para entonces los profesionales de la salud de todo Madrid se unen en la emblemática plaza y nos vemos arrastrados por una lenta pero firme corriente rumbo a la Puerta del Sol. En el corto en espacio pero largo en tiempo camino, que duró más de una hora, los lemas ingeniosos se entremezclaban con los gritos de «La sanidad no se vende, la sanidad se defiende», con los timbales atronadores de algunos grupos, con las sonrisas sinceras de los trabajadores de muchos hospitales… La llegada a la Puerta del Sol es difícil y para eso de las 4 de la tarde los trabajadores sanitarios se van disolviendo y vuelven a sus casas con la alegría de haber compartido su indignación con compañeros de toda la comunidad.

Pero el sentimiento general es que falta algo fundamental: nos faltan los pacientes. Nuestra lucha no es sólo por nuestros puestos de trabajo, por la calidad de los mismos o ni siquiera por el ideal de una sanidad pública universal en el que muchos creemos. Nuestra lucha es por y para el enfermo. Porque creemos de corazón que las medidas de privatización feroz supondrán la marginación de los enfermos crónicos, de los afectados de enfermedades raras, de los enfermos más costosos para el sistema. Porque creemos que el día a día de los pacientes se convertirá en un infierno y la calidad de su asistencia, que tanto nos esforzamos por cuidar, descenderá a límites humillantes. Porque no podemos frenar esto nosotros solos, te necesitamos: únete a la lucha de tu hospital a partir del 26 de noviembre y ayúdanos a conseguir una sanidad mejor para ti y para los tuyos.

LA SANIDAD NO SE VENDE…

¡SE DEFIENDE!

Alberto Cabañas (4º HDOC)

[1] En la web de AFEM (http://www.asociacionfacultativos.com/) y de la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública en Madrid CAS (http://www.casmadrid.org/) puedes encontrar más información sobre los términos de la reforma y sus consecuencias.